jueves, 16 de abril de 2015

Escalinata del palacio:


Hace ya mucho tiempo que habito este palacio.
Duermo en la escalinata, al pie de los cipreses.
Dicen que baña el sol de oro las columnas,
las corazas color de tortuga, las flores.
Soy dueño de un violín y de algunos harapos.
Cuento historias de muerte y todos me abandonan.
Iglesias y palacios, los bosques, los poblados,
son míos, los vacía mi música que inflama.
Salí del mar. Un hombre me ahogó cuando era niño.
Mis ojos los comió un bello pez azul
y en mis cuencas vacías habitan escorpiones.
Un día quise ahorcarme de un espeso manzano.
Otro día maté una víbora al cuello.
Pero siempre
 termino dormido entre las flores,
beodo entre las flores, ahogado por la música
que desgrana el violín que tengo entre mis brazos.
Soy como un ave extraña que aletea entre rosas.
Mi amigo es el rocío. Me gusta echar al lago
diamantes, topacios, las cosas de los hombres.
A veces, mientras lloro, algún niño se acerca
y me besa en las llagas, me roba el corazón.


Alumna: Noelia V
He elegido este poema porque es un poco triste pero a la vez dramático trata de la muerte cuando el poeta hace referencia"aun hombre me ahogo..." "mis ojos los comió un bello pez" ;"me ate una  víbora al cuello." Se nota que el protagonista del poema esta harto de su vida y quiere acabar con ella. Pero a la vez el poema inspirada sentimiento de esperanza y de vida cuando el poeta habla del sol, de flores y de besos.

QUÉDATE AQUÍ, NO PARTAS EN LA NOCHE

Quédate aquí, no partas en la noche.
La ciudad de David ya está a oscuras
 y en el valle maldito de la Gehenna,
se despiertan abismos, espíritus de muertos.
Sé una de las jóvenes que tornan,
ascendiendo en fila por la escala de piedra,
con aceite en su lámpara,
 con su lámpara ardiendo brotando de lo oscuro.
Allá abajo la noche
 ya rueda por los montes morados,
pero en esta ciudad tiene que haber
 una morada en paz y que dé paz.
Verás que en esa casa hasta lo que es más duro
 (las piedras), llegará a dormirse dulcemente
 encima de tus ojos.
Quédate aquí, no partas en la noche,
pues hay en la ciudad sagrada una morada 
en la que, siendo noche, luce el día
 la hora en que tiemblan en círculo sereno
 las llamas de las lámparas,
los ángeles de fuego.
Habrá llegado al fin ese momento
 de que sea el silencio y no la sangre
lo que discurra por las venas ciegas,
lo que aún hará más dulce
el canto o el concierto de los cuerpos.
Quédate aquí, no partas en la noche
porque detrás de estos sombríos muros
tiene que haber una morada tierna
donde, callando en la quietud suave,
se nos entregue todo
en el momento de cerrar los párpados,
en el instante de apagar las lámparas.
Dentro de esa morada puede haber
 una estancia que quedará en penumbra
y que, aun siendo de piedra, se pondrá a girar
como música en torno de los cuerpos
ebrios de plenitud.
Quédate aquí, no partas en la noche,
no te pierdas deprisa por senderos rocosos,
pues si sigues bajando llegarás
 al campo de la sangre del ahorcado.
Todo lo que buscaste inútilmente
 a lo largo del día por este laberinto
 de signos y de símbolos de la ciudad antigua,
lo encontrarás seguro si te quedas
a oír en el silencio una música
que no se oye, la marea silente
que se lleva a los cuerpos,
 que los va extraviando en su ebriedad,
y luego los retorna a su centro.
Escúchame: espera que te diga las palabras
que mereces, sin que abra la boca,
sin que mueva los labios.
Será esa morada que te espera
la que desvelará el último misterio
que de tan lejos viniste a buscar.
Deja que vuelvan a su mudo origen
los sentidos, los gestos que no salvan de la herida
de vivir en los límites, de un vivir sin vivir.
Que retorne a sí mismo el corazón
para acallarse y para acallarnos.
No bajes hacia el valle de los muertos
que dicen estar vivos: allí está –en el lugar
de los estercoleros– la traición,
el territorio del poder malsano
de las tinieblas.
Quédate aquí, no partas en la noche:
se encenderán las lámparas, lucernas
del olvido, y se irán deshaciendo las penumbras
 del vano pensamiento.
No busques en la noche lo que tienes
en tu interior, posado en la palma
 tendida y abierta de tu mano,
con la que ya me estás diciendo adiós.
Quédate aquí, no partas en la noche: oirás
cómo dentro de ti y de la piedra
brama la luz.                            (De Desiertos de la luz)



He elegido este poema porque el título ya era intrigante y me parecía que podía ser interesante. El tema principal es que el autor intenta convencer a una joven que representa libertad y ganas de vivir y explorar un nuevo mundo; el joven teme lo que la chica se pueda encontrar ahí fuera y la intenta convencer diciéndola que fuera solo hay cosas malas y que le van a hacer daño. He elegido esta imagen porque me parece que simboliza bien lo que quiere expresar el poema, el miedo a perder a una persona y que a ella le vaya mal o sufra.

Alumna: Andrea G.M.

Homenaje a Tiziano



He visto arder tus ojos en los otoños de Murano,
en la cera aromada de los cirios de invierno;
tu verde en madrugadas adriáticas
y en los ciruelos de los jardines de Navagero;
tu azul en ciertas túnicas y vidrios
y en los cielos enamorados
de nuestra adolescencia
que nunca más veremos;
los ocres en los muros cancerosos
mordidos por la sal, en las fachadas
de granjas y herrerías;
tu rojo en cada teja de Venecia, en los clavos
de las Crucifixiones
o en los labios con vino de los músicos;
un poco de violeta
en los ojos maduros de las jóvenes;
tus negros
en las enredaderas funestas
sobrecargadas de Muerte.


Alumno: Diego M.P

Habla sobre un amor de invierno con un invencible poder  he elegido esta imagen porque es un cuadro de su homenaje y porque lo veo carismático.
El poema no tiene mucho sentido con la foto pero no encontraba una.

Para olvidar el odio

Acaso lo más duro y lo más cruel
no sea el abrir violentamente lo negro en lo blanco:
en la armonía el caos,
en ojos inocentes un cuchillo de ira,
en los labios más tiernos de juventud
la muerte.
Acaso lo más duro sea el odio:
ese odio que establece diferencias,
ese odio que se mama en pecho de odio,
ese odio que se enseña y que se aprende,
que enarbola banderas como pústulas
y que niega brutalmente el amor.
¿Hasta cuándo en el mundo la dualidad más cruel,
la ausencia de armonía?
Nuestra patria es el mundo
y, en él, nuestros pulmones
inspiran armonía y espiran honda paz,
inspiran honda paz y espiran armonía.
Por eso, hoy sabemos ya muy bien
que, como primavera temprana,
como ojo inocente, como labio muy tierno,
nunca cesa esperanza de germinar: lo hace
con mayor rapidez que las mareas de sangre.
Este jueves de marzo no llovía
lluvia de odio:
llovían manos mansas,
que a todo y hacia todos se tendían,
suavemente,
como marea de música,
sólo para sanar, para sanarnos.
Por nada cambiaremos esa lluvia de manos bondadosas.
Son las manos de un fuego que es amor,
un fuego que no quema.
Son esas manos que siempre se entregan
y que nunca reniegan de palabras, ideas, sentimientos.
Marea del amor, más poderosa
que el odio que se mama y que se escupe,
que la sangre violada.
Muchacha muerta que en la fotografía
levantas dulcemente tu rostro hacia el cielo,
muchacho muerto que pones tu oído en la tierra
como para escuchar sólo música:
estáis, en realidad, durmiendo, durmiendo, durmiendo.
No turbéis más su sueño.
No turbéis más sus sueños.


El poema habla sobre el odio y cómo este está sobre todo en la juventud .El poeta describe las consecuencias que el odio provoca y que llevan a la ira, la violencia y finalmente a la muerte. Por otra parte nos da un mensaje de esperanza, ya que nos dice que el amor es mas fuerte que el odio y que el amor nos trae la paz y la armonía al mundo.
Pienso que este poema refleja muy bien la realidad que los jóvenes de hoy en día vivimos en nuestras vidas cotidianas y que puede servirnos de inspiración para crear un mundo mejor. 

Alumno: Daniel A. F.

 

Simonetta Vespucci


Il vostro passo di velluto
E il vostro sguardo di vergine violata.

Dino Campana

Simonetta,
por tu delicadeza
la tarde se hace lágrima,
funeral oración,
música detenida.
Simonetta Vespucci,
tienes el alma frágil
de virgen o de amante.
Ya Judith despeinada
o Venus húmeda
tienes el alma fina de mimbre
y la asustada inocencia
del soto de olivos.
Simonetta Vespucci,
por tus dos ojos verdes
Sandro Boticelli
te ha sacado del mar,
y por tus trenzas largas
y por tus largos muslos,
Simonetta Vespucci
que has nacido en Florencia.

          (De Sepulcro en Tarquinia)


El poema es muy bonito, ya que habla de una mujer frágil y delicada. Simonetta, según explica el poem,a es una bella dama nacida en Florencia.
He elegido esta imagen porque representa a una mujer muy guapa semejante a la que describe el poema.
Alumna: Marina C.M.

Envío

¿Recuerdas todavía el débil canto
del ruiseñor perdido en la enramada?
Viste temblar conmigo aquella noche
la copa del ciprés.
                                      Desmadejó
el cielo hilos de luna por tu rostro.
Pero después del pájaro y la luna
se apagaron los astros.
                                               Vi pasar
no sé qué brisa extraña por tu cuerpo.
¿Recuerdas nuestras manos en el agua?
¿Recuerdas el silencio sobre el campo
y, como un dios sangrante, el nuevo día
incendiando las torres, las palomas?


El poema me ha parecido muy interesante, apasionante y bonito. Expresa amor entre dos personas sin hablar de ellas.
 Alumno: Iván F.

canto xxxv



Me he sentado en el centro del bosque a respirar. 
He respirado al lado del mar fuego de luz. 
Lento respira el mundo en mi respiración. 
En la noche respiro la noche de la noche. 
Respira el labio en labio el aire enamorado. 
Boca puesta en la boca cerrada de secretos, 
respiro con la sabia de los troncos talados, 
y, como roca voy respirando el silencio 
y, como las raíces negras, respiro azul 
arriba en los ramajes de verdor rumoroso. 
Me he sentado a sentir cómo pasa en el cauce 
sombrío de mis venas toda la luz del mundo. 
Y yo era un gran sol de luz que respiraba. 
Pulmón el firmamento contenido en mi pecho 
que inspira la luz y espira la sombra, 
que recibe el día y desprende la noche, 
que inspira la vida y espira la muerte. 
Inspirar, espirar, respirar: la fusión 
de contrarios, el círculo de perfecta consciencia. 
Ebriedad de sentirse invadido por algo 
sin color ni sustancia, y verse derrotado, 
en un mundo visible, por esencia invisible. 
Me he sentado en el centro del bosque a respirar. 
Me he sentado en el centro del mundo a respirar. 
Dormía sin soñar, mas soñaba profundo 
y, al despertar, mis labios musitaban despacio 
en la luz del aroma: "Aquel que lo conoce 
se ha callado y quien habla ya no lo ha conocido".




He elegido este poema porque me parecio interesante el titulo y, en cuanto al poema, me ha gustado bastante, porque habla de que al bosque  hay que cuidarlo para que otras generaciones lo disfruten.

Alumno: Jesús R.

Córdoba arde eternamente sobre un río de fuego

Viendo la muchedumbre de papeles y libros sediciosos
que nos vienen de Francia, convendría que todos
fuesen quemados. Y otro tanto se haga
con los que hablan de gramática, retórica o dialéctica(
o cuantos nos contagien con esta pestilencia)
Y en el nombre del Padre y del Hijo y del ESPÍRITU SANTO
empezaron a arder los libros de la Ciencia,
a cegarse los arcos, a abrirse en los muros
la sonrisa de acero de las verjas,
a razonar desde la sinrazón,
a vivir desviviéndose.
Durante cuatro siglos aquí tuvo su sede
la Santa Inquisición. (Acudimos al breve
remedio a que, en conciencia, estamos obligados
15 para aplacar a nuestro Señor, que está ofendido,
pues están estos reinos cercados de enemigos)
Las soberbias estatuas de mármol sin cabeza
comenzaron a cimentar los muros
de conventos y ermitas. Con un templo querían
ocultar otro templo. No sabían que todo
espacio es sagrado cuando se está pensando
en la Divinidad.
Durante cuatro siglos la vida fue una historia
enterrada en el sueño de frescos y mosaicos.
Dejó el agua de ser en los jardines agua
para pasar a ser agua bendita.
Mas no podían contener los muros
la fiebre de la sangre, y en el aire
el azahar arrastraba aún los besos
de los siglos pasados. (El justo Dios discierne
la vida de los hombres haciendo a unos siervos
ya otros Señores para que la licencia
y el mal obrar del siervo la reprima el poder
de los que le dominan.)
Quisieron ir sembrando en el verdor ceniza,
sepultar los aromas de la luz en las fosas,
someter cada cosa a la monotonía
de la espada y el dogma,
pero bajo la tierra había resonancias
de músicas, y cascos sobre los empedrados,
provocación de rosas oscuras y jazmines,
labios que musitaban en las diversas lenguas,
los rumores nocturnos de acequias y de cedros.
(¡Oh virtuosa, magnífica guerra,
en ti las querellas volverse debían!
Esforzábase el obispo -¡Dios qué bien lidiaba!-
dos moros mató con lanza y cinco con espada.
¡Qué maldita canalla! ¡Perros herejes, ministro
soy de la Inquisición Santa! Y hervía el aire
infectado de negras oraciones,
fueron llenando todos los rincones de cruces
y, desde entonces, el limoso curso
del río no ha cesado de ir sobrecargado de lujuria.
Durante cuatro siglos aquí tuvo su sede
la Santa Inquisición,
pero bajo las losas crecían los rosales
de la verdad, se abrían paso los manantiales,
continuaba incesante el abrazo
de los amantes muertos. (Señor, Señor,
corrigiendo hemos ido. Tu obra,
la hemos fundamentado
sobre la autoridad, el misterio, el milagro)
De pozos secos, de estanques cegados
por las piedras asciende la tormenta
negra de los relinchos de miles de caballos
y el sabio, indomable, como tormenta guarda
celoso en el centro de su cerebro toda
la verdad recibida de la Naturaleza.
Había cansinas músicas y rancias oraciones
derrotadas por cada atardecer morado
y vaciaba el cielo sus estrellas mojadas
en la yerba piadosa que no sabe de dogmas.
(Que los delitos son: el ser judaizante o morisco,
el pecado de la fornicación, blasfemia,
brujería, herejía y sean los castigos:
cárcel, confiscación o sambenito,
reprimenda, galeras o destierro,
azote, suspensión, despedida, hoguera…)
Uno a uno destrozan los frisos y cercenan
las columnas rosadas, mas de ellas va saltando
la sangre como fuente y en los muñones roídos
de cada capitel las zarzas siembran gozo
y ocultan el pecar furtivo de los jóvenes.
Sueños de Oriente y sueños de Occidente
eran un solo sueño en los jardines
de esta ciudad cuando llegó la Santa
Inquisición. (Los leños, la bayeta,
cera amarilla, obra de tablado y cadalso,
milicia y pintado de esfinges, las toquillas,
~ la cera y las largas túnicas con sus cruces,
comida para el Santo Tribunal y Ministros…)
Vendan los ojos, atan lentamente las manos
a argollas y maderos,
pero la vida aúlla dentro de cada cárcel
como un enorme animal herido.
Y esa incesante pira que alzan en las plazas,
va avivando mil fuegos de libertad serena
en cada corazón de los humanos.
(Tras el mucho penar lo sacan y lo arrojan
100 al suelo y le escupen, le tiran de las barbas,
le dan mil bofetadas, lo llenan de incontables
afrentas y denuestos. Gritan a voz en cuello:
¡Muera el traidor a la patria!
In nomine Pater et Fili et Spiritu Santo…)
¡Oh ignorancia, cuadrada locura española!
Hoy la ciudad arroja fuego de sus pulmones,
se rebela en sus ruinas contra los nuevos bárbaros,
ve arder jubiloso el mal sueño de ayer.
los huesos calcinados de sus inquisidores.


Es un poema histórico, porque a lo largo de todo el poema nos va haciendo una descripción de sucesos. Nos narra la historia de Córdoba empleando metáforas. Habla de ruinas, templos, naturaleza...
Se basa continuamente en el paso del tiempo entre libertad, final de un mundo y comienzo de uno nuevo, donde el hombre tiene una gran importancia. Quiere pasar de sueños a la realidad.
Elegí este poema porque Córdoba es una gran ciudad y me parecía bastante interesante ver como este poeta describe la creación de la mezquita metafóricamente.
La imagen la elegí ya que es el edificio mas representativo de Córdoba, y es en lo que se centra el poema.

Marcos G.B

Epitafio para Hsiu Hsian Wu

Epitafio para Hsiu Hsian Wu



Desde tu isla grande de Taipei
llegabas hasta este noroeste de todos los olvidos
en busca de más luz,
sin saber que es aquí
donde muere la luz.
Y de tus manos blancas                                                                                           
iban brotando formas prodigiosas
que en silencio ofrendabas
al silencio.

Ahora, de repente, es muy negra la luz
 y con esa noticia que nos traen
 de tu muerte,
tu cabeza, como la de Orfeo,
viene rodando, entre las piedras de oro
de esta ciudad que amaste,
como un turbulento fuego negro.

Regresarás un día siendo luz
que ni duele ni muere.
Esa luz que nosotros aún no vemos,
esa luz que tú ves
y que ya eres.     

He elegido este poema por que la forma en la que se expresa me ha gustado, la forma que tiene de ver cómo la luz cambia como las personas. La imagen es de la isla de Taipei, que es citada al principio del poema.

Alumno: Raúl F.C.


Cuatro retratos de mujer

CUATRO RETRATOS DE MUJER
                          I
Casi cuarenta años llevaba sin saber
dónde empezaba y dónde terminaba
el sueño de humo azul
de este valle de Atzaró,
el que me perturbara entonces para siempre
una tarde cobriza de invierno.
Tuviste que llegar tú, Mary Wu,
una noche de agosto
con tu piano, con tus manos, con
aquella melodía,
("La canción de la luz cristalina", de Joyce Tang),
para que desvelases el secreto
que estaba muy oculto
en el verde más verde
de los árboles opulentos,
en el abismo de las dos fuentes,
 en la calma del estanque rebosante
de luna amarilla,
en el silencio de los rebaños como muertos,
en el secreto negro del pozo blanco,
en el secreto blanco del alma verde
de la isla.
                       II
Reconozco muy bien esa tristeza
de que hablas en tu carta.
Sientes que, de repente, te has quedado
sin las raíces de tus sueños hondos,
aquellos que viniste a comprobar
que eran ciertos,
que realidad se hicieron
en la ciudad de las piedras de oro.
Ahora has regresado
 a tu isla de Kalymnos,
a tus costas de Jonia,
y te has dado cuenta
de que tú misma eres ya una isla.
Mas tienes que pensar que esas raíces
que aquí echaste, que crees ya perdidas,
aún están arraigadas profundamente en ti.
Te tocará ahora rescatarlas
a través de esos símbolos tan bellos
que tú muy bien conoces:
la mar, la nave, el ciprés, las ruinas,
y Homero, tu Homero;
o de esas ermitas tan azules, tan blancas,
donde lo griego y lo cristiano un día
se fundieron
para alcanzar el conocer más alto.
Quizá porque debías propagar
 el saber y el sentir de tus antepasados
(razón y amor)
 te has visto obligada a retornar
 a tu tierra.
No debes estar triste
porque en este continente nuestro
le estén cortando cada día más
las manos y las alas
al espíritu,
a quienes, como tú, nos han traído
hasta aquí una ofrenda.
Tu ahora estás en esa Grecia extrema
donde, adormecidas, aún descansan
las semillas fecundas
de lo que fuimos, somos y seremos.
De ellas germinarán nuevas raíces.
No debes estar triste.
Tú ahora estás donde nace la luz.
Nosotros nos quedamos en
 este occidente
donde una noche avanza
–sobre la escarcha de los páramos,
 sobre un desierto de mieses cansadas–,
hacia los montes más negros,
los que preludian un océano
de olvidos.                    
       III      
   (Clara en los Uffizi)
Ibas despreocupada paseando
por  las salas del museo de los Uffizi,
sin saber hacia dónde dirigir tus dos ojos;
avanzabas quizá con el cansancio
del que ha recorrido Florencia todo el día.
No sabías que, de repente, Allí
te iba a asaltar un poderoso símbolo:
el de la inesperada Belleza,
el ideal sublime de Belleza y Verdad,
ese que (todavía) nos hace a los humanos
más humanos.
Botticelli fue el nombre del artista.
"La Primavera" el cuadro.
No supiste qué hacer
y te quedaste muda.
Simplemente dejaste que hablase el corazón.
Y te pusiste a llorar.
Y llorabas,
y llorabas.
A la Verdad y a la Belleza sólo
le faltaban el gozo tus lágrimas.   
                    IV
No sé si esa muchacha
amamantada de temor, de dolor, de terror,
puede ser a la vez otras muchachas,
pues creo haberla visto en otras ocasiones.
Por ejemplo, quemada por el sol,
con su ardorosa tez,
 como de barro cocido,
 y sus ojos abiertos
 a una lluvia de agujas de arena,
allá en los desiertos de Tinduf.
Pero antes creí haberla visto,
escapando de una negra borrasca de espinos,
 corriendo desnuda,
crucificada en un aire de napalm.
¿O acaso estaba ella muy serena,
 de rodillas,
abriendo la esperanza en este mundo,
a la luz de una vela,
con sus manos plegadas como alas de paloma,
allí donde un día estuvo el cráter,
 la furia en llamas de Hiroshima?
(A veces me parece que esa calma sublime
de unas manos unidas,
 de unos ojos cerrados,
la vi en otra muchacha, también de Extremo Oriente,
que tenía su nuca a la sombra
de un enjambre de bayonetas.)
Mas no creo que debamos ir tan lejos
para encontrarnos con esa muchacha.
Aquí, muy cerca, la podemos ver
sin una gota de odio,
con la sonrisa más clara y más dulce,
 a pesar de sus piernas amputadas.
¿O quizá ella estaba muy lejos,
 con esas mismas piernas
aprisionadas en un pozo, con
 el agua-fango, con el agua-muerte
 acariciándole la boca,
lamiéndole
el borde de los labios?
¿O estaba apedreada en un terreno áspero,                                                                                                                         cercada por impávidas miradas masculinas?
 ¿O exánime y exangüe, rescatada
para su tumba de olvido,
muerta,
 colgada entre los brazos de su hermano?
El temor, el dolor, el terror
no pueden evitar que esa muchacha
–que sí es y que no es otras muchachas–
nos traiga paz, piedad
y un poco de esperanza a este mundo.
Con sus manos cerradas o sus manos abiertas,
con sus ojos abiertos, o cerrados, o sajados,
con su sola presencia, esa muchacha
aún le devuelve al mundo
la infamia que de él ha recibido.
 Viva o muerta devuelve con su rostro
el abismo
 al abismo.                                                    
 Antonio Colinas

Me ha parecido un poeta que expresa muy bien los sentimientos más profundos de los seres humanos, intentando de alguna manera llegar a nosotros para que el mundo sea más justo. En este caso, nos relata las vivencias de mujeres en diferentes países, con una característica en común: una infancia o juventud muy dura, llena de terror y atrocidades. Pero también nos habla de la belleza de la naturaleza y del arte. Y sobre todo, de lo que estos nos trasmiten y nos pueden hacer sentir.
Alumno: Ángel O.

miércoles, 15 de abril de 2015

El laberinto invisible

Para el que sabe ver
siempre habrá al final del laberinto
de la vida una 
puerta de oro.

Si la atraviesas hallarás un patio con
 musgo, empedrado,
y en él dos cedros opulentos
con sus pájaros dormidos.

(No encontrarás ya aquí la música de Orfeo,
sino sólo silencio.)
Cruza el patio, verás luego otra puerta.
Ábrela. 
Ya dentro, en la penumbra,
verás un muro
y, en él, unas palabras muy borrosas 
de cuya sencillez brota una luz
que, lenta, pasa a ti y te devuelve 
al fin la  libertad, 
la plenitud de ser:
"Sean siempre alabadas
las palabras dulcísimas 
que sanan: paz y bien".
Después, ya en soledad profunda,
verás que te hallas frente a otra puerta
que aún no puedes abrir,
porque no es el momento:
la que quizá te lleve a otro laberinto,
al laberinto último, invisible.
¿De él habrá salida?

(Sólo queda esperar,
esperar al amparo seguro
de esas letras borrosas
que sanan.)


He elegido este poema  porque el título ya era interesante y el poema trata sobre el camino hasta la muerte, que es algo que me parece curioso e intrigante , ya que después de la muerte no sabes lo que va a pasar . Y el poema dice que hay que pasar varias fases a lo que el autor llama laberintos . He elegido esta imágen ya que refleja un laberinto y la especie de montaña que hay detrás parece la muerte.
Alumna: Paula G.M.

Zamira ama los lobos


Yo quisiera ir con ella a buscarlos a las tierras más altas,
donde los robledales rojos de Sotillo 
han perdido sus hojas en las fuentes,
allá donde los caballos 
beben el agua helada de las cascadas 
y se espera la nieve
como una bendición.

Tú y yo estamos en este hospital
esperando a la muerte.
No la muerte tuya ni la muerte mía,
sino la de aquellos que nos dieron la vida.
Y éstos, ¿a quiénes pasarán,
cuando mueran, sus muertes?
Tú y yo esperando el final,
el vacío del límite,
mientras la vida brilla y tiembla entre nosotros
como un cuchillo inocente.
Y es que, esperando la muerte de los otros,
esperamos un poco la muerte nuestra.

Quizá, por ello, Zamora ama los lobos.
Quizá, por ello, yo deseo también
salir a buscarlos con ella este mes de diciembre
a los páramos altos, a los prados remotos.
Y podríamos ver los espinos,
y las brasas de sangre del sol
en mimbrales morados.
Puesta ya en nuestros ojos
la venda de la nieve,
que no pensemos más, que ya no nos deslumbre
el acre resplandor de los quirófanos.
Zamora ama los lobos,
quiere escapar del laberinto de piedra y cristal
del dolor.
Zamora: partamos y no regresemos.


Alumno: José F.

He elegido este poema porque habla de ir a buscar lobos con alguien y, aparte del paisaje que describe, es por lo que parece bastante bonito y le encantaría ir allí.
Me ha parecido muy bonito este poema, porque habla de lobos, y entre otras cosas por el precioso paisaje que describe. Lo he ilustrado con la foto de un lobo ibérico.

La Prueba

Mira: a punto estás de penetrar en el bosque.
Vas a dejar la casa blanca de la cima,
tan plácida, tan llena de música y sosiego,
y ahí te espera el bosque impenetrable.

Irremediablemente deberás cruzarlo:
el bosque que desciende por ladera escabrosa,
el bosque en que no hay nadie
y el bosque en el que puede haber de todo,
el bosque de humedades venenosas,
morada de lo negro
y de una luz que enturbia la mirada,

Entra en él con cuidado y sal sin prisas,
mas nunca se te ocurra abandonar la senda
que desciende y desciende y desciende.
Mira mucha hacia arriba y no te olvides
de que este tiempo nuestro va pasando
como la hoz por el trigo.

Allá arriba, en las ramas,
no hay luces que te cieguen si es de día.
Y si fuese de noche,
la negrura más honda la sierran faros ciertos.
Todo lo que está arriba guía siempre.

Mira, te espera el bosque impenetrable.
Recuerda que la senda que lo cruza
—la senda como río que te lleva—
debe ser dulce cauce y no boa untuosa
que repta y extravía en la maraña.
Que te guíe la música que dejas
—la música que es número y medida—
y que más alta música te saque
al fin, tras dura prueba a mar de luz.

                 (De Los silencios de fuego)
El poema me ha parecido interesante porque habla de cómo cruzar un bosque y de todo lo que pasa dentro de él .He elegido la imagen porque es un bosque oscuro, ya que el poema habla de osas tenebrosas que ocurren dentro de ese lugar
Alumna: Marta F.

Aquí en estas riberas



Aquí, en estas riberas, donde atisbé la luz 
por vez primera, dejo también el corazón. 
No pasará otra onda rumorosa del río, 
no quedará este chopo envuelto en fuego verde, 
no cantará otra vez el pájaro en su rama, 
sin que deje en el aire todo el amor que siento. 
Aquí, en estas riberas que llevan hasta el llano 
la nieve de las cumbres, planto sueños hermosos. 
Aquí también las piedras relucen: piedras mínimas, 
miniadas piedras verdes que corroe el arroyo. 
Hojas o llamas, fuegos diminutos, resol, 
crisol del soto oscuro cuando amanece lento. 
Qué fresca placidez, que lenta luz suave 
pasa entonces al ojo, que dulzura decanta 
el oro de la tarde en el cuerpo cansado. 
Hojas o llamas verdes por donde va la brisa, 
diminuto carmín, flor roja por el césped. 
Y, entre tanta hermosura, rebosa el río, corre, 
relumbra entre los troncos, abre su cuerpo al sol, 
sus brazos cristalinos, sus gargantas sonoras. 
Aquí, en estas riberas, donde atisbé la luz 
por vez primera, miro arder todas las tardes 
las copas de los álamos, el perfil de los montes, 
cada piedra minúscula, enjoyada del río, 
del dios río que llena de frutos nuestros pechos. 
Aquí, en estas riberas, donde atisbé la luz 
por vez primera, dejo también el corazón. 

Me ha gustado este poema, ya que trata de la naturaleza, de los seres inanimados que también necesitan por algún modo existir en este mundo; sin ellos el mundo no sería lo mismo. También nos intenta entrar por otro lado: por los sentimientos. No es que me haya gustado mucho hacerlo, pero a la vez he aprendido cosas nuevas. Adjunto una imagen del río Órbigo
Alumna: Aroa F. H.

Morada de la luz


El hosco cielo va rodando arriba
Y amenaza sobre los montes negros.

Al fin será esta casa mi morada
Y hasta lo que es más duro en ella (ese muro
De piedra, tan rotundo)
Dormirá sosegado en mi pupila.
En esta casa el tiempo es la ternura
Y siempre callo hasta que sea el silencio
Lo que discurra dentro de mis venas. En mi morada no hay días ni noches.
Mi morada es mi día y es mi noche.
Cada mínima estancia es azotea.
Floto en su soledad, bebo en su sombra;
Si ascendiendo a los desvanes de la luz
Desciendo hasta un saber que ya no sabe.
Esta casa, en quietud, está girando
-planetario de amor-
en torno del remanso de los cuerpos.

En ella voy, sin ir, a cada sitio
Y a sus goces regreso sin marcharme.
Todo cuanto busqué, aquí lo encuentro.

Esta morada es mundo sin el mundo.
En ella suena música que arrastra hacia el sin fin,
Marea en la que voy
Y vengo (¡mas tan quieto!)
Recibiendo respuestas sin palabras
A preguntas que no mueven mis labios.
Y siento que tú estás aquí, aunque no estés,
Y que yo estoy en ti, aunque no estoy.
Centro donde te veo al fin ¡tan cierta!;
Centro donde, no estando tú,
En plenitud estás para salvarme.

Al fin el corazón ya ha retornado
A escucharse a sí mismo.
Qué dulzura este ir cerrándose a todo
Para poderse abrir y comprenderlo todo:
Nada hermosa que lleva acariciando
Mi piel para acallarme,
Para acallarme aún más, y serenarme.

Morada del amor con sus anillos
De silencio que silban, mas no ahogan,
Porque la sangre de los nuestros ya
No está para dolernos
(la sangre de los nuestros ahora es sólo
la luz de cobre que está ardiendo lenta
en torno a la copa del ciprés).

¡Morada en la marea de la vida,
morada en la morada de la luz!

Alumna: Patricia S.
 -He elegido este poema por que me ha gustado como muestra la luz entorno al día y a la noche, habla de ella como si fuera una pareja que no se pudieran ver entre ellos y que parece que están lejos cuando de verdad están cerca. Muestra también la sensibilidad que tiene una persona de echar de menos a la otra.

Signos de la piedra

SIGNOS DE LA PIEDRA.

Sigue la senda de las piedras musgosas,
la que conduce a la gran roca,
a la raíz del ara,
a la raíz eterna
del tiempo.
Mira la nieve humilde de la cima
tutelar,
donde se cierra el circulo
que se abriera en tu infancia
donde se abre la noche del ser
en la luz que es más luz,
donde ya no hay preguntas
ni respuestas.


En esa nieve posa tus dos ojos.
Luego pósalos en el ara 
y respira profundo.
Posa también tus manos:
que se aquieten tus manos como palomas
que echen raíces
en el silencio de la piedra.
Verás en ella señales muy leves,
signos dictados por el firmamento,
los símbolos de un tiempo infinito
que va huyendo de ti,
más que a la vez está en tu interior:
revelación del ala que no muere.


No podrás ir mas allá.
No debes ir mas allá.
                                            
                                          De Antonio Colinas.                            


COMENTARIO:
He elegido este poema porque representa muy bien el trayecto de nuestra vida desde que nacemos hasta que morimos; tengo esta opinión porque dice al principio " sigue las rocas musgosas hasta llegar a la gran roca" que significa sigue tu día a día esquivando los obstáculos con  los que te encuentras hasta llegar a la muerte. También nos intenta comunicar que durante este trayecto tenemos muchas dudas y preguntas sobre el mas allá y al morirnos estas dudas y preguntas se solucionan; también, que al acabar  nuestra vida estas preguntas encuentran respuestas en el alma que dejará nuestro cuerpo y esta permanecerá para siempre en el mas allá. La ilustro con estas fotos que representan lo pequeñas que somos las personas respecto al universo.


Alumno: Néstor D.


martes, 14 de abril de 2015

LA CIUDAD ESTÁ MUERTA


(La città è morta, è morta
S. Quasimodo)

¿No tuviste bastante con morir una vez
en la muerta ciudad, que vuelves otra vez
entre sus cancerosos muros iluminados
a veces por verdores putrefactos?
¿Quedan aún las brasas de los sueños
ardidos en lugares y en labios que creiste
hermosos?
¿Te niegas a aceptar que aquí estuvo el amor
imaginando pájaros, desenterrando ruinas?

Llueve, llueve, y la música es negra en estas calles
abarrotadas de crucificados que andan,
de agonizantes que laboran,
de insepultos cadáveres que aplauden y sonríen.
Acaso quede aún en este espacio
de sueños destrozados, de sueños machacados,
otro loco que aún sueñe y vaya repitiendo:
«Tenéis cerca la luz, está cerca la luz».
Pero, ya como en tiempos, sólo un frío y vacío
silencio os responde,
aunque siga festivo y ciego el ajetreo
de los muertos perfectamente pulcros,
de los muertos perfectamente muertos.
Sólo se oye la agria y metálica caída de otra noche
como una inmensa, grues, negra chapa de acero.

("Astrolabio" 1975 - 1979)



-He elegido este poema porque ya con el título impacta y
da mucho en que pensar , habla sobre muertos e insepultos
cadáveres en una gran ciudad donde hubo amor y muchos
sueños, también al principio te hace preguntas como si
hubieras estado allí y ayuda a aumentar la curiosidad .
-He elegido esta imagen porque me parece que expresa el
poema; muestra una ciudad con muchos avances
tecnológicos pero vacía y muerta.


Alumno: Juan Pablo H.S.

lunes, 13 de abril de 2015

¿CONOCÉIS EL LUGAR?

    ¿Conocéis el lugar donde van a morir 
las arias de Händel?
Creo que es aquí, en este espacio 
donde se inventa la infinitud de los amarillos;
un espacio en el centro del centro de Castilla 
en el que nuestros cuerpos podrían sanar para siempre 
si tus ojos y mis ojos
mirasen estos páramos
con piedad absoluta
y en donde hasta el espíritu suele arrodillarse
para hacernos su ofrenda
en rosales de sangre.
En este espacio hay un fuego blanco
en el que viene a expirar esa música
que nos llega de lejos, ¡de tan lejos!   
 ¿Conocéis el lugar donde van a morir
las arias de Händel?
Está aquí, en una tierra con más cielo que tierra,
donde los ruiseñores serenan la alameda
y la alameda serena a los ruiseñores,
y con la emanación
húmeda del tomillo más nocturno,
acude un enjambre de estrellas
a venerar la última espina de Cristo.
Es el lugar donde la luz
llora luz,
y la catedral de los cardos
alza su grito de silencio,
y están solas, muy solas, las vírgenes anunciadas,
y el pueblo amurallado y muerto
asciende vivo sobre un horizonte de lágrimas,
no sé si como un salmo
o como una corona de piedras inciertas. 
   ¿Conocéis el lugar donde van a morir
las arias de Händel?
Está aquí, en el centro del centro de Castilla,
donde por los linderos morados
se tensa, como un arco, la luz;
es un espacio en que la nada es todo
y el todo es la nada,
y en el que junio joven viene por los montes 
vertiendo de su copa oro líquido.
Es un lugar en el que el espacio y el tiempo
sólo son una hoguera
que arde y que mantiene su combustión
gracias a nuestras vidas (quiero decir:
gracias a nuestras muertes).   
 La música que más amáis
aquí tiene su tumba.
Es la música que, a través de la respiración de las espigas,
viene a morir en la luz que respiran nuestros pechos.                           
           (De Desiertos de la luz)



He elegido este poema ya que el título,se refiere a los lectores y te pregunta a ti en segunda persona y eso hace que te acerque más al poema. Durante el poema se va definiendo un lugar del centro de Castilla de manera idealizada, jugando con los sentidos de forma que el paisaje adquiere cierto toque fantástico, llegando a desafiar los conceptos del todo y nada y demostrando que somos los habitantes de Castilla quienes damos energía y vida a ese querido páramo.He elegido esta imagen ya que al buscar un páramo ninguno expresaba esa idealización y ese toque mágico,por ello,decidí poner uno irreal y que mejor que en una pintura.

Alumna: Isabel A. S.

sábado, 11 de abril de 2015

Fantasía y fuga en Santillana del Mar



 Oigo como un rotundo tronar de capiteles
¿Abrirá tras las lomas el mar grutas azules?
Crece el musgo en las uñas de los leones de piedra.
Las ballestas apuntan al vientre de los niños.
El pueblo es un gran árbol de piedra retorcida
y la lluvia no cesa de suavizar su lomo.
En el aire un aroma enfermo de eucaliptos.
Guardaré todo el sueño de esta noche en mi pecho
y volveré a pensar en las hortensias húmedas
del jardín, en la hierba medieval de los claustros.
Monstruos de las arcadas, abrid bien vuestros ojos
abultados, sabed que también yo soy duende
y sé de sortilegios y de milagrerías.
Fresquísima es la boca de la noche en las gárgolas.
Viene un ciervo de piedra a beber en la fuente.
Huele su piel a azufre, a aire marino, a yedra.
Se yergue suntuoso como un rosal, es ciego
y suenan sus pezuñas de plata en cada losa.
Mil veces lo han herido de muerte por los bosques
y otras tantas lo han visto desde las celosías
inclinar en la fuente su cabeza sonámbula.
Qué angustia recordarme sin balcón en la noche,
sin navío de piedra surcando las higueras,
el maíz primitivo, los paganos cipreses.
Guardaré todo el sueño, la belleza en huida
y seguirán las rosas de herrumbre tan lozanas
floreciendo en las verjas como negros halcones.
Sí, volverá el milagro de la lluvia otra noche
con el son enlutado, hondo, de la vihuela,
con las yeguas en celo piafando en las cuadras,
con el bello ajimez prieto de ruiseñores.

Guardaré, maga amiga de sienes de violeta,
el sabor de tus labios hechizados a muerte.

Alumna: Laura F.Z.
He elegido este poema, ya que conozco Santillana del Mar y me parece que describe muy bien el entorno de donde se encuentra este pueblo.
He elegido esta foto porque mas o menos aparece todo lo que describe el poema y me parece adecuada

jueves, 9 de abril de 2015

El camino cegado por el bosque

Créeme, no es piedad lo que siento por ti,
ahora que estoy lejos, sino un recuerdo herido.
Por ti y por el camino cegado por el bosque
que no pude seguir aquella noche joven,
perfumada y abierta como el cuerpo de un pino.
No es piedad, sino una sensación de fracaso,
de suave y entrañable dolor que nunca cesa.
Fuiste buena conmigo en mis días de entonces:
me diste cuanto soy, este veneno dulce
que me im
pulsa a luchar contra el mar, contra el tiempo
y contra el mismo amor de los que bien me quieren.
No es piedad, aún te busco en la noche perfecta,
deseoso, sediento de tus colores ácidos,
de tus estrellas frías, de tus ramas y ríos
helados tras los cielos del más hermoso invierno.
Te lo digo dolido y con los ojos húmedos,
aunque la mente esté segura, serenada:
no te pude tener más cerca, pues mis labios
llegaron a rozar tus nieves, tu horizonte.
No es piedad, créeme; sólo sé que una tarde
avanzada, profunda, descendí de aquel monte
puro y purificado como un fuego de junio.
Creí volver a ti definitivamente
y me encontré el camino cegado por el bosque.          


Alumna:     Victoria M.

Yo elegí este poema porque habla de la naturaleza, dice que se encuentra decepcionado por no poder haber seguido el camino, aunque lo busca muchas veces en la noche. Habla como si ese fuera el único sitio donde quisiera estar.
Me gusta mucho la sensación que me transmite de felicidad por ese lugar, como si fuera lo único que le importase, de verdad.

Riberas del Órbigo

Aquí, en estas riberas, donde atisbé la luz 
por vez primera, dejo también el corazón. 
No pasará otra onda rumorosa del río, 
no quedará este chopo envuelto en fuego verde, 
no cantará otra vez el pájaro en su rama, 
sin que deje en el aire todo el amor que siento. 
Aquí, en estas riberas que llevan hasta el llano 
la nieve de las cumbres, planto sueños hermosos. 
Aquí también las piedras relucen: piedras mínimas, 
miniadas piedras verdes que corroe el arroyo. 
Hojas o llamas, fuegos diminutos, resol, 
crisol del soto oscuro cuando amanece lento. 
Qué fresca placidez, que lenta luz suave 
pasa entonces al ojo, que dulzura decanta 
el oro de la tarde en el cuerpo cansado. 
Hojas o llamas verdes por donde va la brisa, 
diminuto carmín, flor roja por el césped. 
Y, entre tanta hermosura, rebosa el río, corre, 
relumbra entre los troncos, abre su cuerpo al sol, 
sus brazos cristalinos, sus gargantas sonoras. 
Aquí, en estas riberas, donde atisbé la luz 
por vez primera, miro arder todas las tardes 
las copas de los álamos, el perfil de los montes, 
cada piedra minúscula, enjoyada del río, 
del dios río que llena de frutos nuestros pechos. 
Aquí, en estas riberas, donde atisbé la luz 
por vez primera, dejo también el corazón.

He elegido este  poema porque es sobre un río cercano a mi pueblo y me parece una descripción muy real y hermosa. .....  Lo ilustro con una foto del nacimiento del río.